martes, 26 de junio de 2012


Venimos por piedras y recibimos tesoros


Tenemos un Padre tan Amoroso y Santo, que cuando lo buscamos para que solucione  nuestros diversos problemas de salud, afecto, paz, dinero, pena, etc.  Él nos ofrece “la Salvación y Vida Eterna”, es decir, venimos por "piedrecitas" y recibimos el más grande tesoro.

Lo único que tenemos que hacer es……  creer en Él.





viernes, 22 de junio de 2012


Cuando la fe en lo que no conoces te salva la vida.



Debido a una serie de problemas muy graves, caí en una profunda tristeza y desaliento, no dormía 24 horas al día y hacía varios días que no probaba comida alguna.  Cuando fui a hacerme ver con una psiquiatra, después de la típica recopilación de datos, la doctora me dijo: “señor usted tiene una fuerte depresión”,  le pregunté a la doctora ¿qué tan enfermo me encuentro? Y ella me respondió: “si la depresión se midiera de 1 a 10, usted tiene 15”.  Bueno era un hecho que estaba bastante grave.

Perdí mi trabajo, perdí mi familia, ¡perdí a mi hijo!, no le hallaba sentido a la vida, no tenía una esperanza para seguir viviendo, me tuvieron que internar mucho tiempo en el hospital, me hicieron la cura del sueño, me hicieron el electro shock, tomaba varias pastillas por la mañana, otro tanto al medio día y otras más por la noche.

Un día mientras estaba en el patio del hospital, se me acercó la asistenta social y me dijo: “señor, usted está internado hace varios meses y  no está aportando al seguro, va usted que tener que dejar el hospital”.  La situación se complicaba y yo tenía que abandonar mi tratamiento a la mitad.

La buena doctora lo único que podía hacer era darme pastillas para que continuara mi tratamiento en casa, tal es así, que cuando mi familia me recogió del hospital, salí con una tremenda bolsa de pastillas.

Gracias a Dios, estuve rodeado de buenos amigos, que al verme mal, en lugar de invitarme al abandono,  e intentar calmar mis penas con alcohol, drogas, sexo y rock and roll,  me invitaron al camino neo-catecumenal.

La primera vez que asistí a esta comunidad católica, fue en la Iglesia de los Capuchinos, en el auditorio, un hermano pelirojo y su esposa se pararon adelante y el varón comenzó a decir:
“hermanos, hace mucho tiempo mi vida era una desgracia, era adicto a los casinos, y cuando a fin de mes pagaban mi sueldo, me lo gastaba en las máquinas, al llegar a casa borracho mi esposa me reclamaba y encima yo le pegaba, hemos vivido así por varios años, hasta que  intentamos salvar nuestro matrimonio, y es así, que conocimos el camino neocatecumenal, y estamos aquí para dar fe de que sólo el Señor puede salvar tu vida”

Así como este testimonio, escuchamos algunos más, me quedé impresionado, llegué a casa y me dije a mi mismo: “Yo, quiero que el Señor me cure y me salve para después dar testimonio de mi experiencia, pero si sigo tomando las pastillas no voy a saber si el diasepán me salvó o fue el Señor”.

Así es que ese mismo instante tiré la bolsa de pastillas a la basura y pasé la peor semana de toda mi vida, convulsionando, sin comer nada, retorciéndome en la cama, con respiración agitada, taquicardias,…… bueno, después me enteré que podía haberme muerto, ya que la tremenda dosis de pastillas que tomaba, eran drogas que debía retirármelas progresivamente, y que yo corté en forma brusca.

Cuando finalizó esa semana, escuché, que tocaban la puerta, era un hermano del camino, que iba a preguntar por mí, me levanté, toda mi familia se quedó pasmada cuando me vieron fuera de la cama, los saludé, me fui con mi hermano a la comunidad, y aquí estamos, dando testimonio de que el Señor escucha y te sana hasta de las peores enfermedades, incluso sin conocerlo y sin estar en su camino.

Gracias Padre Amoroso y Santo.

miércoles, 13 de junio de 2012


Estar en la Gracia de Dios: “QUE ESTUPIDEZ”


Pasaron unos días después de que mi esposa se fue de casa llevándose a mi pequeño hijo con apenas 2 años de edad, quien era mi adoración, mi razón de vivir, ella decidió irse e iniciar el proceso de divorcio, el cual fue muy accidentado y traumático para todos.

A la semana de su retiro quedé en encontrarme con un amigo en su negocio y me robaron el carro frente a su puerta.

A los dos días, mi hermano va a visitarme a casa, pero yo me encontraba bajo los efectos de ciertas pastillas tranquilizantes, como no le abría la puerta, insistió muchas veces tocando el timbre insistentemente, cuando se dio por vencido se retiró sin darse cuenta que el botón del timbre se había quedado atracado, al poco rato unas luces me despertaron, eran las luces producidas por un pequeño incendio, la campana del timbre se había recalentado e hizo corto circuito y las chispas produjeron un incendio en mi cocina.

Durante todo este tiempo la única persona que estuvo apoyándome era mi madre, a tal punto que decidimos que lo mejor para mí era ir a vivirme a su casa, por lo menos por unos días.

Caí en una depresión profunda tuve que retirarme del trabajo, y mi madre era quien velaba por mi bienestar, ella me alimentaba, ella me proporcionó habitación, controlaba mis pastillas, en fin, por alguna razón el resto de mi familia y de mis amigos no estuvieron en esos momentos.

Al poco tiempo, tuve un desacuerdo con mi madre que concluyó con mi retiro de su casa.

Cuando estuve solo, llamé a un amigo, y quedamos en encontrarnos, me vio tan mal, que me propuso ir a conversar con un sacerdote, me llevó a la Iglesia de los Capuchinos y allí me presentó al Padre Julio.

Cuando pasé a conversar con él le conté todo lo que estaba pasando, el me escuchó pacientemente, cuando terminé, el padre me respondió:  “hijo mío claramente veo que todo lo que te ha pasado es porque estas en la Gracia del Señor”, yo pensé: ¿qué? ……. Le acabo de contar que mi esposa se fue de casa, que se llevó a mi hijo, que me robaron el carro, que se incendió la casa y que mi madre, la única persona que me apoyaba me había pedido que me retirara de su casa, ¿y él me responde que estoy en la Gracia de Dios?..... ¡Qué estupidez!

Yo le respondí que no entendía, y él me explicó: “El Señor quiere que te des cuenta que te puede fallar tu esposa, te pueden fallar tus amigos, te puede fallar tu familia, hasta tu madre te puede fallar……… pero sólo Él no te falla, sólo Él no te abandona, solo Él está siempre contigo en las buenas y en las malas”.

Bueno, en esta historia el único estúpido fui yo, pero gracias a la Gracia de nuestro Padre Celestial, tuve la oportunidad de conocer su camino.

Cuando estaba pasando estos momentos tan duros yo decía “Esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo”, pero como todo esto me permitió conocer a nuestro Señor Jesucristo ahora digo: “Esto se lo deseo a mis mejores amigos”.  

Así se inicia mi camino a conocer la verdad.