viernes, 27 de julio de 2012

El científico que creía en Dios



De pequeño mis padres me contaron una historia sobre Isaac Newton y quiero compartirla con ustedes para que no se pierda en el olvido:

Como todos sabemos Isaac Newton fue un gran científico, pero, a diferencia de la gran mayoría de científicos de su época, Isaac creía en Dios y creía que Dios era el creador del  universo.  Los otros científicos que en su mayoría eran ateos, no aceptaban que Dios era el creador del universo.

Isaac, construyó un sistema planetario a escala con un mecanismo basado en engranajes, que en el centro tenía el Sol y a su alrededor giraban los planetas, cada uno a una distancia proporcional y a una velocidad equivalente a la real.

 Dice la historia que cuando los científicos ateos llegaron y miraron la obra de Isaac Newton, se quedaron maravillados y preguntaron  ¿Quién es el autor de tan espléndida obra de arte?

A lo que Isaac Newton respondió:

¿Preguntan por el autor de esta obra, que es una copia mal hecha de una obra inmensamente maravillosa,  apoteósica y perfecta, y de la cuál ustedes niegan que tenga un autor?

Plop




miércoles, 25 de julio de 2012

Si tu no eres una prostituta, es por la gracia de Dios



Estábamos reunidos en una asamblea muy importante en la cual todos debíamos exponer sobre nuestras “PARÁLISIS”, es decir,  sobre todo lo que nos aleja de Dios  o no nos permite seguir su camino.  

Era el turno de una mujer que dijo:

“Mi parálisis es mi esposo, porque cada vez que recuerdo todo lo que me hizo, mi mente evoca esos malos momentos que hacen que me llene de odio y cólera, lo cual me aleja de Dios. Recuerdo por ejemplo, cuando me abandonó y me dejó  con nuestros hijos muy pequeños y se fue con otra mujer mucho más joven que yo, habían muchas veces que no teníamos que comer y él pasaba delante de nosotros con esa mujer, lleno de soberbia e indiferencia”.

El presbítero que dirigía la asamblea escuchó pacientemente y en silencio, todo lo que la mujer exponía entre lágrimas y rabia, pero cuando ella terminó de hablar, el padre le dijo:

Hermana ¿quién te crees tú para no perdonar a tu esposo?, ¿quién te crees tú para seguir juzgando a tu esposo?, si tú no eres una prostituta es por la gracia de Dios.

Esa noche comprendí: “Si en algún momento me toca vivir un episodio donde hay un protagonista bueno y un protagonista malo, y a mí me toca ser el bueno, en lugar de hacerme la víctima, juzgar y refregarle la injusticia a la otra persona, debo dar gracias a Dios, porque si Él hubiese querido, en esta historia me hacía hacer el papel de malo”.

Cuando nosotros nos portamos bien y no hacemos daño a nadie, creemos que somos los buenos, pero si todo esto no está respaldado por algo más fuerte y grande como el amor de Dios, es muy fácil fallar, porque terminamos siendo buenos con las personas que queremos y siendo malos con los desconocidos o los que nos hicieron algún daño, y la filosofía de Cristo es exactamente lo contrario.




sábado, 21 de julio de 2012

El milagro desconocido de San Martín de Porres



Por el año 1964 una pareja de esposos recibe la feliz noticia que estaban esperando a su primer hijo, por tradición familiar el primogénito debería llevar los nombres del padre y por esta razón el niño se llamaría Carlos Manuel.

En uno de sus primeros controles, la pareja recibe una terrible noticia de su doctor “El niño tenía una mal formación grave y la ecografía mostraba un cuerpecito con dos cabezas”.  Los padres en su desesperación consultaron a otro médico quien confirmó la mala noticia.

La madre primeriza destrozada, recurre en silencio a nuestro famoso Santo y en una mezcla de desesperación, inocencia y fe hace una promesa a cambio de un milagro: “Por favor San Martincito, si tú haces que nazca bien mi hijito, yo le pongo tu nombre”.

Anímense y pídanle su milagrito a San Martín, ya que a los nueve meses nació un niño completamente sano y encima hermoso.

Y bueno, después de 46 años me animo a contar la historia de porqué me llamo Martín, a propósito de estas fechas en que se recuerda a nuestro Santo.

Gracias San Martín, ahora sólo regálame un poco de tu santidad para mi conversión.

PD   :     Mi papá no se quedó con las ganas y le puso su nombre a mi hermano.




domingo, 8 de julio de 2012

¿Podemos ser más exigentes que Dios?



Piet van Breemen (padre jesuita, doctor en física atómica) tiene un libro muy interesante titulado "Como pan que se parte", donde finaliza el primer capítulo con la siguiente frase:


"Si Dios me ama, también yo debo aceptarme a mí mismo. Yo no puedo ser más exigente que Dios".


Dios no nos hizo en serie, nos hizo en "serio", cada uno de nosotros es único y hemos sido creados a su imagen y semejanza.

Como Dios es perfecto, sus obras también son perfectas, entonces nosotros somos perfectos, pero esto ocurre en espíritu, nuestro cuerpo es sólo temporal.

Para nacer de nuevo y poder conseguir la vida eterna, podemos comenzar por aceptarnos a nosotros mismos tal como somos, teniendo en cuenta que la "autoaceptación es un acto fe".



martes, 3 de julio de 2012


Fe en la maldad


Desde que intento ser un católico practicante, una de mis mayores dudas es sobre “cómo tener fe”, un día leí en un libro de metafísica  que el miedo era tener fe en lo negativo.  Pues bien, utilizando el método “de lo que no es”, me aclaró bastante lo que es la fe.

El libro decía más o menos esto:

“El temor y la fe son una misma fuerza, son como las dos caras de una misma moneda, la fe es positiva y el temor es negativo.  El temor es la fe en el mal, o sea, la convicción de que va a ocurrir lo malo. La fe es la convicción de que lo que va a ocurrir es bueno, o que va a terminar bien”.

Esta es la razón por la que “todo lo que tememos, lo atraemos y ocurre”, porque el temor es también fe pero en lo negativo.

Entonces tengamos fe, deseando cosas buenas (incluso materiales), que estén en armonía con todo el mundo, de acuerdo a la voluntad divina, bajo la gracia de nuestro Señor y demos por hecho que nuestro Padre ya nos oyó.